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Cáncer de estómago y la importancia del ejercicio y la nutrición en equipo

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Hace mucho que no hablamos de sarcopenia y tras estas semanas de confinamiento y sedentarismo queremos volver a hacer hincapié en un problema tan recurrente en la sociedad actual. ¿Qué era la sarcopenia? Recordad que en entradas anteriores como “Sarcopenia ¿Qué es? ¿Afecta cáncer de próstata?” o “Densidad mineral ósea de columna y cadera ¿Qué sucede en personas con cáncer de próstata?“ hemos analizado su relación con distintos tipos de cáncer. En el caso de hoy, nos parece interesante comentar el estudio de Yamamoto et al. (1) que evaluó el efecto de un programa de ejercicio conjuntamente con un programa nutricional en personas con cáncer gástrico. Antes de nada, es importante destacar que este tipo de cáncer presenta una dificultad evidente al afectar al sistema digestivo y comprometer así la propia ingesta.

En esta ocasión Yamamoto et al. (1) analizaron cómo afectaba una intervención combinada de ejercicio y nutrición en personas mayores de 60 años con cáncer gástrico. Es interesante señalar que que dentro del “cáncer gástrico” existen distintas variedades y tratamientos por lo que sorprende que agrupen todas ellas en una sola categoría. Es algo que sin duda, puede alterar los resultados de la investigación debido a la heterogeneidad que implica. De un total de 90 personas con cáncer gástrico, 22 fueron seleccionadas para el estudio por ser las únicas en tener sarcopenia. La sarcopenia se determinó mediante el algoritmo del “Grupo de trabajo europeo sobre sarcopenia en personas mayores” que la calcula dividiendo la masa musculoesquelética por la altura (m²). El objetivo fue comprobar si este tipo de intervención podría reducir las complicaciones post-operación.

La duración la intervención dependía directamente del día previsto para la cirugía. De esta forma, hubo personas que realizaron tan solo 7 días de entrenamiento mientras que otras llegaron hasta los 26 días. El entrenamiento se realizó en casa y sin supervisión por parte del profesional del ejercicio. Los participantes debían de realizar de forma autónoma:

  • Entrenamiento de fuerza

o Circuito A: 10 repeticiones de flexiones, sentadillas y abdominales.

o Circuito B: 10 repeticiones de elevación de gemelos de pie, abdominales y un ejercicio que no sé qué es.

  • Marcha (al menos 7500 pasos al día)
  • Handgrip. Para los que no estáis familiarizados con esto es un ejercicio que consiste en cerrar la mano con una resistencia dentro como cuando apretamos una pelota anti estrés (en este caso con un aparato que ofrece una resistencia de 10 kg). Debían hacerlo durante 20 veces al día con cada mano.

Los participantes debían realizar el circuito de fuerza 3 veces al día alternando el tipo de circuito (A o B) hasta el día de la operación. La intensidad de los ejercicios era entre 40-60% de la repetición máxima.

En cuanto a las recomendaciones nutricionales se calculó el aporte nutricional ideal mediante la fórmula de 28 kcal por kg, 1.2 gr de proteína por kg y una suplementación de 2.4 gr de leucina al día. Estas dosis se basaron en un estudio previo realizado por ellos. (Si tienes interés en saber por qué es de esta manera pincha aquí)

Antes de pasar a analizar qué resultados obtuvieron estas 22 personas queremos destacar que tan solo el 50% completó el entrenamiento de resistencia y el 54.5% ingirió la suplementación con leucina correctamente. A continuación tenemos los resultados obtenidos:

Podemos ver que la fuerza de agarre (Handgrip) mejoró de forma significativa y vemos también, que aquellas personas que entrenaron más de 3 semanas aumentaron su masa libre de grasa mientras que aquellos que entrenaron menos de 3 semanas no. Es decir, un entrenamiento que, al menos se realice durante 3 semanas parece mejorar la masa libre de grasa en esta población. El dato más relevante de este estudio es que al parecer, 4 personas que comenzaron con sarcopenia finalizaron la intervención sin ella.

Estos resultados son muy discutibles ya que el número de participantes y la pobreza de la intervención hacen que no podamos sacar conclusiones claras. Los resultados deben ser tomados con sentido común, coherencia y con prudencia. De esta forma se nos hace muy difícil extraer conclusiones generalizables.

Esta intervención no cumple con el rigor metodológico necesario para ser tomado como ejemplo en futuras acciones por parte de un profesional del ejercicio. Sin embargo, los resultados nos indican que a pesar de las dificultades sí parece existir una pequeña asociación entre realizar ejercicio antes de la operación y evitar la sarcopenia post-intervención. Esto SÍ resulta interesante y sobretodo, es importante y destacable que planteen una intervención conjunta. En este tipo de cáncer la intervención mixta (ejercicio y nutrición) se establece como determinante. Este trabajo debe ser la base de cualquier intervención en personas con cáncer de estómago contando siempre con un equipo interdisciplinar.

Unai Perez de Arrilucea

EQUIPO IPEFC

REFERENCIAS

1. Yamamoto K, Nagatsuma Y, Fukuda Y, Hirao M, Nishikawa K, Miyamoto A, et al. Effectiveness of a preoperative exercise and nutritional support program for elderly sarcopenic patients with gastric cancer. Gastric Cancer. 2017;20(5):913-8.

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