Esta semana continuamos con el análisis de estudios que aportan argumentos sólidos. Que apoyan la intervención con ejercicio físico en tipos de cáncer y momentos de su tratamiento de los cuales no disponíamos de tanta evidencia científica.
Para los lectores que no estén familiarizados, este tipo de cáncer se localiza en la nasofaringe o cavum, esta es la parte más alta de la faringe. Está situada por detrás de las fosas nasales, justo por delante de la columna cervical. En ella desembocan las trompas de Eustaquio que son los conductos que comunican los oídos con la faringe.
Es un lugar de paso, por lo que los síntomas producidos en esta localización suelen ser tardíos y relacionados con la dificultad para respirar, oír (por obstrucción de las trompas) o sangrado nasal (aquí puedes ampliar información al respecto).
En este tipo de cáncer no disponíamos de información demasiado concreta y el posible beneficio que podría reportar el ejercicio de fuerza durante su tratamiento. Esto en parte se debe a que son clasificados dentro del conjunto cáncer de cabeza y cuello (O.R.L), y la posible heterogeneidad de síntomas es amplia. Tenemos una publicación anterior al respecto en el blog (1) (ver aquí).
El estudio elegido en esta ocasión es el publicado por Hu y Zhao (2). Los autores pertenecen a un grupo de investigación chino, algo que no es de extrañar dado que en Asia en donde mayor incidencia tiene en el mundo, siendo en España un tumor raro, con una incidencia de 1 caso por 100.000 habitantes y año (SEOM). Este hecho no debe llevarnos a confusión, el IPEFC debe tener en cuenta todas las posibles circunstancias en cualquier tipo de cáncer, no merece menos atención aquel que existe menos. El IPEFC atiende a personas, no a números, y por ello destaca para este blog un estudio que nos aportará argumentos sólidos para ayudar desde el conocimiento y el rigor.
Uno de los aspectos mas relevantes de este estudio es que podemos establecer una distinción entre el efecto del entrenamiento de fuerza propuesto y efectos secundarios comunes mas globales como la calidad de vida y la fatiga, y otros mas específicos y concretos de la localización. Durante el tratamiento de este cáncer (quimio y radioterapia) además de la fatiga, y el deterioro de la calidad de vida aparecen efectos secundarios locales. Los contemplados en el estudio fueron la mucositis oral, dificultades en la apertura de la boca, xerostomía (sequedad en la boca por incapacidad de salivar), pérdida auditiva y congestión nasal.
Aunque la descripción del programa de fuerza es muy pobre, y la selección de ejercicios carece de unos criterios que puedan analizarse (no se exponen,) se indica que se realizan 8 ejercicios, principalmente del hemisferio superior (5 frente a 3 del hemisferio inferior). En grupo y de manera supervisada.
Además del grupo de control y de fuerza, se establece un grupo denominado de relajación (realizaban ejercicios de relajación muscular), sin demandas de fuerza ni cardiovasculares.
Aunque los resultados en relación a la calidad de vida y la fatiga pueden «esperarse» no habían sido evidenciados en este cáncer en concreto. Al igual que en otras localizaciones el grupo de entrenamiento de fuerza mejora la calidad de vida y la fatiga en todas sus categorías (total, general, fatiga física, fatiga emocional, fatiga mental, y vigor).
Otro hecho relevante es que los dos grupos, relajación y fuerza, muestran menor impacto de los efectos secundarios específicos y locales, algo que otorga aun un mayor beneficio al que de forma global ya se alcanza.
Para cerrar esta entrada es muy importante destacar, como siempre hacemos, que no es si el entrenamiento de fuerza es o no adecuado. El hecho relevante es que es seguro y que la dosis de ejercicio de fuerza planteada de forma concreta se relaciona con una respuesta positiva de mayor o menor magnitud. No podemos olvidar que el ejercicio físico se basa en la dosis-respuesta y no es algo absoluto.
Por tanto las dosis de fuerza propuestas en este estudio, provocaron una respuesta positiva en la calidad de vida, la fatiga y los efectos secundarios locales en personas que estaban siendo tratadas de este tipo de cáncer.
Gracias a estudios como este disponemos cada vez de mas argumentos sólidos para recomendar y lograr que el ejercicio físico mejore la vida de las personas que tienen o han tenido cáncer.
Manu Martín.
Equipo IPEFC
REFERENCIAS
1. Samuel SR, Maiya AG, Fernandes DJ, Guddattu V, Saxena PUP, Kurian JR, et al. Effectiveness of exercise-based rehabilitation on functional capacity and quality of life in head and neck cancer patients receiving chemo-radiotherapy. Support Care Cancer. octubre de 2019;27(10):3913-20.
2. Hu Q, Zhao D. Effects of resistance exercise on complications, cancer-related fatigue and quality of life in nasopharyngeal carcinoma patients undergoing chemoradiotherapy: A randomised controlled trial. European Journal of Cancer Care [Internet]. [citado 13 de noviembre de 2020];n/a(n/a):e13355. Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/ecc.13355