En julio de 2014 se publico un interesante estudio (1) que nos ayuda a comprender algunos aspectos relevantes en relación a esta realidad.
Los autores de este estudio que hemos seleccionados indican en su exposición que existe una asociación entre edad y mortalidad en sobrevivientes (5 años o más tras el diagnóstico). Además señalan la presencia de comorbilidades como la insuficiencia cardíaca, que se asocia de forma independiente al envejecimiento y algunas terapias del cáncer (quimioterapia, radioterapia por ejemplo).
Sin embargo, no está claro si las mujeres que han sido expuestas a terapias contra el cáncer tienen más probabilidad a desarrollar comorbilidades que mujeres sin antecedentes de cáncer. Por otro lado también se desconoce si las comorbilidades adquiridas son más a menudo fatales que en otras poblaciones comparables (geográficamente y agrupadas por edad).
Las investigaciones revisadas de forma previa por los autores sugieren que sobrevivientes de cáncer de mama tienen mayor carga de comorbilidades 3 años después del diagnóstico en comparación a las mujeres que no han tenido cáncer.
En otro de estos estudios revisados, con un seguimiento de entre 6-7 años, los resultados muestran que las sobrevivientes de cáncer tienen un 40% de más riesgo de mortalidad por cualquier causa que mujeres de la misma edad y zona geográfica, después de considerar comorbilidades prevalentes al inicio y las incidentes durante seguimiento.
A continuación exponemos algunas de cuestiones más relevantes del estudio citado:
1361 mujeres sobrevivientes de cáncer cumplieron los criterios de inclusión (5 años de supervivencia, con diagnóstico a los 65 años o mas)
COMORBILIDADES AL INICIO
El 54% de las supervivientes y 55% del cohorte estaban libres de comorbilidades al inicio. El resto la prevalencia de comorbilidades fue similar.
Las condiciones más comunes fueron (diabetes 15% vs 12%), enfermedad pulmonar crónica (13% vs 14%), insuficiencia cardíaca congestiva (10% vs 8,6%), enfermedad cerebrovascular (7,1% vs 7,2%), entre otras como, fracturas osteoporoticas de cadera, muñeca, o embolia pulmonar.
ASOCIACIÓN ENTRE COMORBILIDADES DE INCIDENTE Y MORTALIDAD
Independientemente del grupo al que se pertenecia, la mortalidad también se asoció con tener cualquier comorbilidad prevalente al comienzo del seguimiento y con el desarrollo de comorbilidades incidentes. Como es esperado, la edad avanzada también se asoció con riesgo de mortalidad, incluso después de considerar antecedentes de cáncer, comorbilidades prevalentes e incidentales.
Entre las mujeres que adquirieron comorbilidades desde el inicio del estudio el 21% murió a los 2 años y el el 57% sobrevivió hasta el final del seguimiento. Los autores señalan que un diagnóstico de cáncer se asoció con un aumento de la mortalidad en los 6-15 años después del diagnóstico, en comparación a las mujeres emparejadas.
CONCLUSIONES
– Las supervivientes tuvieron una probabilidad ligeramente mayor de morir en el seguimiento de 10 años, período que comienza 5 años después del diagnóstico y tratamiento del cáncer independientemente de la edad y prevalencia de la carga de comorbilidad. En ambas cohortes, las comorbilidades recién adquiridas fueron fuertemente asociadas con la mortalidad por todas las causas.
– En el grupo de supervivientes se observó que a partir del diagnóstico las mujeres que reciben radioterapia en el lado izquierdo, aumentan la tasa de enfermedad cardiovascular, que puede explicar el aumento de la tasa de comorbilidades cardiovasculares en la población. Del mismo modo, las antraciclinas (quimioterapia), se asocia con toxicidad cardiovascular. Se considera que una carga de comorbilidad severa, se asoció con riesgo de mortalidad tres veces superior a supervivientes sin comorbilidades.
– Adquirir cualquier comorbilidad en los 6-15 años post-diagnóstico se asocia con un aumento 5 veces mayor en el riesgo de mortalidad.
– Es importante destacar que las supervivientes mayores de 65 años tienen un incremento de la mortalidad impulsado principalmente por la nueva carga de comorbilidad adquirida después del diagnóstico y tratamiento, más que por la enfermedad.