Diseñar un programa de ejercicio no es «elegir modalidades de ejercicio». Para que el programa de ejercicio basado en el conocimiento científico esté completo, podamos analizarlo y posteriormente aplicarlo adecuadamente en personas (tanto las que tienen o han tenido cáncer, como las que no) es necesario la concreción exacta de la dosis a realizar.
Si no es así, al tratar de extraer conclusiones de lo que leemos, corremos el riesgo de interpretar erróneamente, por ejemplo, que «un programa de 20 minutos de saltos tiene efectos beneficiosos sobre el cuello femoral de mujeres premenopáusicas con cáncer de mama». Si tomásemos esa afirmación como válida (extraída literalmente de un artículo científico en una revista de alto impacto), entonces también podríamos dar por buenas otras como por ejemplo «un puñadito de calcio cada día mejora tus huesos» o «un ratito de quimioterapia te sentará genial».
Es curioso lo concienzudos y precisos que podemos ser con unas cosas y no tanto con otras. Somos exquisitos a la hora de conocer y emplear datos relacionados con cosas tan útiles como la memoria RAM, a la hora de comprar un móvil; los megas de bajada y de subida, a la hora contratar internet en casa; la potencia del motor de un coche nuevo, etc.
Efectivamente, no es lo mismo 2GB y 1 núcleo de 1hz, que 4GB y 8 núcleos de 2.7hz, claro que no es lo mismo. No es lo mismo 10MB de bajada y 2 de subida con ADSL, que 300MB simétricos por fibra, todo el mundo lo sabe. ¿Cómo va a ser lo mismo 90 cv que 140 cv a la hora de subir la cuesta que lleva a la casa de mi tía?…por favor, que estamos en 2021.
El caso es que a la hora de especificar cuánto ejercicio se debe hacer, el nivel de precisión baja alarmantemente, mucho más habitualmente de lo deseado. Esto no debería ocurrir en ningún ámbito de nuestro trabajo, en ninguno, siendo especialmente doliente y sonrojante cuando ocurre en el laureado ámbito científico.
Sin ánimo de subestimar el magnífico trabajo de los investigadores, en general no deja de sorprendernos, más habitualmente de lo que nos gustaría, el enorme esfuerzo dispuesto para explicar el tipo de estudio, las variables biológicas a investigar o el tipo de análisis estadístico, comparado con la poca relevancia, tiempo y cuidado con el que se trata y explica el tipo de ejercicio de las intervenciones y la dosis propuesta.
Si queremos ser conocidos y reconocidos por la calidad de nuestra formación y nuestra capacidad para mejorar la vida de las personas hay que mirarse el ombligo, reconocer errores colectivos y no permitir que se repitan con impunidad. Tod@s debemos poner un poquito más. NO TODO VALE