En esta ocasión, siendo Octubre (mes para recordar al cáncer de mama) hemos querido dedicar esta semana en nuestro blog una entrada centrada en este cáncer.
Como siempre recordamos el cáncer es una enfermedad muy heterogénea y un cáncer de mama «no es igual» en dos personas. Cada una de ellas responde de una forma distinta a la enfermedad, a la farmacología, a los efectos secundarios, etc. Sin embargo, sabemos por anteriores entradas publicadas en el blog como “Actividad muscular y cáncer. Lo que sabemos desde 1921” o “Cáncer de mama y prevención. Ejercicio concurrente” , que el ejercicio será beneficioso para la persona que tiene o ha tenido cáncer. En la entrada de hoy vamos a poner la lupa sobre la sarcopenia y la dinapenia, entendidas ambas como una reducción de la masa muscular y una pérdida extrema de la fuerza muscular extrema.
Para acercarnos al tema elegido hemos seleccionado el estudio de Adams y colaboradores (1) que planteó una intervención con ejercicio en mujeres con cáncer de mama que estaban recibiendo quimioterapia. Las mujeres fueron divididas en tres grupos (creados de forma aleatorizada y controlada) i) un grupo realizaba ejercicio de fuerza; ii) el segundo grupo realizaba ejercicio aeróbico; iii) el tercero no realizaba ningún tipo de intervención con ejercicio.
Existen evidencias que relacionan la sarcopenia (niveles bajos de masa muscular) y la dinapenia (niveles extremadamente bajos de fuerza) con mayor mortalidad, menor supervivencia durante y tras la enfermedad y mayor neurotoxicidad (2-5). Es por eso, que el objetivo principal del estudio fue medir cómo el ejercicio mejoraba los niveles de masa y fuerza muscular antes y después de cada intervención.
Hemos constatado en muchas ocasiones que muchas de estas intervenciones no están definidas correctamente u obvian variables determinantes para poder ser aplicadas en nuestra día a día. Por ello, nos resulta realmente importante analizar con detalle cada una de las propuestas realizadas en el estudio y definirlas tal y como lo hace el autor. Las intervenciones fueron:
- Ejercicio de fuerza: Se realizó con una frecuencia de 3 sesiones por semana (misma frecuencia que la realizada en el ejercicio cardiovascular). Se realizó un volumen de 9 ejercicios y 2 series por ejercicio. La intensidad elegida fue del 60-70% de una repetición máxima intentando ajustar entre 8-12 repeticiones
- Ejercicio aeróbico: Los participantes realizaron 3 sesiones de ejercicio a la semana durante toda la quimioterapia. Su entrenamiento consistía en realizar 15 minutos al 60% del Vo2pico y 45 minutos al 80% del Vo2pico en cinta, bicicleta o elíptica.
- El grupo control estaba obligado a no realizar ningún tipo de entrenamiento pero se le ofreció un mes de entrenamiento supervisado después de la intervención para que pudieran obtener también los mismos beneficios del programa de ejercicio.
Esta intervención parece interesante en la teoría pero desde el equipo IPEFC dudamos que la intensidad se haya podido llevar a cabo tal y como se dice en el estudio. En el caso del ejercicio aeróbico, pensamos que mantener 45 minutos al 80% del Vo2Pico debe ser difícil y más sobre todo para esta población y durante el tratamiento.
¿Cuáles fueron los resultados? Si dirigimos la atención a la gráfica nº1 el número podremos observar el número de personas dentro de cada grupo que han desarrollado sarcopenia o dinapenia y cuales han logrado revertir el problema. Se observa claramente que las personas que realizaron el entrenamiento de fuerza lograron revertir la sarcopenia durante el tratamiento.
Como conclusión, antes de nada nos gustaría remarcar que la propuesta en el diseño del programa desarrollado es ambigua. El volumen del que se habla no es nada concreto y hay aspectos cuantos menos cuestionables o que limitan la capacidad de comprensión sobre lo que se realizó. A nuestro parecer se deberían dar más detalles sobre la propia intervención (volumen, intensidad, tiempo de descanso, tipos de ejercicios, etc.)
Sin embargo, a pesar de las limitaciones que muestran los diferentes estudios en el diseño de los programas, el valor del ejercicio de fuerza está fuertemente evidenciado. En el IPEFC, este contenido es prioritario en todos los programas. Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas que depositan su confianza en nosotros y entrenar la fuerza de forma segura es vital para lograrlo. Queremos que las personas que tienen o han tenido cáncer mejoren su calidad de vida. Por eso, vemos primordial que estas personas realicen entrenamiento de fuerza antes, durante y después del tratamiento.
En las próximas entradas de blog abordaremos otras intervenciones que combinen ambos tipos de entrenamiento y que señalen cuáles son específicamente las mejoras en los niveles de fuerza o de masa muscular.
Unai Perez de Arrilucea
EQUIPO IPEFC
REFERENCIAS
1. Adams SC, Segal RJ, McKenzie DC, Vallerand JR, Morielli AR, Mackey JR, et al. Impact of resistance and aerobic exercise on sarcopenia and dynapenia in breast cancer patients receiving adjuvant chemotherapy: a multicenter randomized controlled trial. Breast cancer research and treatment. 2016;158(3):497-507.
2. Botsen D, Ordan M-A, Barbe C, Mazza C, Perrier M, Moreau J, et al. Dynapenia could predict chemotherapy-induced dose-limiting neurotoxicity in digestive cancer patients. BMC cancer. 2018;18(1):955.
3. Psutka SP, Carrasco A, Schmit GD, Moynagh MR, Boorjian SA, Frank I, et al. Sarcopenia in patients with bladder cancer undergoing radical cystectomy: impact on cancer‐specific and all‐cause mortality. Cancer. 2014;120(18):2910-8.
4. Shachar SS, Williams GR, Muss HB, Nishijima TF. Prognostic value of sarcopenia in adults with solid tumours: a meta-analysis and systematic review. European journal of cancer. 2016;57:58-67.
5. Tamandl D, Paireder M, Asari R, Baltzer PA, Schoppmann SF, Ba-Ssalamah A. Markers of sarcopenia quantified by computed tomography predict adverse long-term outcome in patients with resected oesophageal or gastro-oesophageal junction cancer. European radiology. 2016;26(5):1359-67.