El diagnóstico de un cáncer viene precedido por una etapa biológica en la cual se inicia y se desarrolla, hasta finalmente comenzar una fase clínica donde los tratamientos intentarán eliminarlo. Evitar que el cáncer se inicie requiere un análisis de los factores de riesgo y el sedentarismo se ha constatado como un factor de riesgo independiente, mostrando como las mujeres adultas activas tienen menos riesgo de desarrollar cáncer, existiendo una relación inversamente proporcional a la intensidad de la actividad realizada (1). No obstante este análisis ha sido planteado extendiéndose muchos años antes del posible diagnóstico, a las etapas de niñez y adolescencia, planteando que el nivel de actividad física en esta etapa de la vida puede influir en el riesgo de tener cáncer de mama en edad adulta. Aunque los investigadores habían planteado esta cuestión en diferentes ocasiones, los resultados de los estudios no han sido concluyentes (2,3). Recientemente Niehoff et al (4) han tratado esta cuestión con resultados que, esta vez sí, muestran una relación directa de la actividad física realizada en esta etapa de un posible diagnóstico
En este estudio se analizaron dos franjas de edad, de 5 a 12 años y de 13 a 19 años. Los autores concluyen que existió una reducción del riesgo de cáncer de mama en edad adulta si en la franja de los 5 a los 19 se realizaron más de 7 horas de actividad física a la semana, teniendo especial incidencia la franja de la adolescencia, especialmente los 16 años.
Un dato de interés que refuerza los resultados es que no existió una correlación entre la actividad realizada en estas edades y la realizada como adultos, por lo que la reducción del riesgo no pudo deberse a la actividad realizada durante la edad adulta.
Estudios como este ponen de manifiesto la importancia de la actividad y el ejercicio físico a lo largo de la vida, que han de realizarse desde la niñez y que de ser abandonados deben recuperarse lo antes posible. El compromiso de los padres y del propio sistema educativo es determinante para no “sembrar” en los niños algo que puede marcar su vida en el futuro.
Cuestión de responsabilidad.
Manuel Martín. Equipo IPEFC
- Lope V, Martín M, Castelló A, Casla S, Ruiz A, Baena-Cañada JM, et al. Physical activity and breast cancer risk by pathological subtype. Gynecol Oncol. marzo de 2017;144(3):577-85.
- Okasha M, McCarron P, Gunnell D, Smith GD. Exposures in childhood, adolescence and early adulthood and breast cancer risk: a systematic review of the literature. Breast Cancer Res Treat. marzo de 2003;78(2):223-76.
- Boeke CE, Eliassen AH, Oh H, Spiegelman D, Willett WC, Tamimi RM. Adolescent physical activity in relation to breast cancer risk. Breast Cancer Res Treat. junio de 2014;145(3):715-24.
- Niehoff NM, White AJ, Sandler DP. Childhood and teenage physical activity and breast cancer risk. Breast Cancer Res Treat. 12 de mayo de 2017;