Las neuropatías periféricas forman parte de los posibles efectos secundarios que pueden presentarse como consecuencia de los tratamientos farmacológicos en diferentes tipos de cáncer (aunque no es el único origen, ya que también pueden ocurrir por afectación del propio tumor al nervio o a un conjunto de ellos)(1). Fármacos quimioterápicos como el plaxitacel, doxotacel, oxiplatino o cisplatino entre otros, pueden provocar este efecto secundario. Estos fármacos inducen la degeneración del axón (este es una prolongación neuronal, por la cual se desplaza la señal eléctrica) afectando a la transmisión de la información nerviosa (1). Cuando nos referimos a neuropatías de tipo periférico hacemos referencia a cuando se manifiestan, con diferentes síntomas, en las extremidades (brazos y piernas) especialmente en manos y pies (2). Los síntomas son variados pero son comunes el dolor, sensibilidad, adormecimiento, entumecimiento, hormigueo, entre otros (1). En relación al posible beneficio que en esta condición pudiera tener el ejercicio físico Knoerl et al publicaron una revisión (3), que recomendamos leer con detalle, dónde nos indican los posibles mecanismos a través de los cuales el ejercicio físico podría influir positivamente en la reducción de la neuropatía periférica. Además, en esta revisión se citan 13 estudios que aplican ejercicio en personas que manifiestan este efecto secundario. Inicialmente destacaremos la conclusión que puede extraerse de 6 de estos 13 estudios. En ellos de forma preventiva el ejercicio físico logró reducir de manera significativa, en un 38% la severidad de los síntomas relacionados con la neuropatía periférica cuando se aplicaron taxanos, platinos y alcaloides de la vinca en las quimioterapias de las personas incluidas en los estudios. Este hecho, el de poder reducir la magnitud de los síntomas se establece como relevante cuando conocemos los fármacos que lo provocan debiendo establecerse como un objetivo específico del programa de ejercicio físico cuando así se identifique esta variable del tratamiento. Es por tanto plausible considerar al ejercicio como un medio protector. Además, las neuropatías periféricas, más allá de ser en sí mismas un efecto secundario con entidad propia que puede reducir la calidad de vida, conlleva un impacto en aspectos relacionados con la pérdida de funcionalidad general, como la estabilidad dinámica (equilibrio). En este sentido 7 estudios de esta revisión concluyen que el ejercicio durante el tratamiento, y después de él, cuando existen neuropatías, mejora la capacidad funcional con mejoras como en la estabilidad dinámica así como otros parámetros condicionales. Es por tanto importante entender que aunque el ejercicio no pudiera mediar en los síntomas propios de la neuropatía-aspecto que si logra- podría reducir el impacto de esta sobre la propia devaluación funcional que puede acompañar o empeorar esta condición.
En futuras entradas, analizaremos qué propuestas de ejercicio físico han sido realizadas. En este sentido, como suele ocurrir son demasiado heterogéneas para extraer conclusiones generalizables, más allá de la recomendación indudable de que el ejercicio físico es seguro y adecuado cuando se presenta este efecto secundario como medio de reducir su magnitud de manera preventiva.
Manu Martín. EQUIPO IPEFC
REFERENCIAS
1. Andersen Hammond E, Pitz M, Shay B. Neuropathic Pain in Taxane-Induced Peripheral Neuropathy: Evidence for Exercise in Treatment. Neurorehabil Neural Repair. 25 de julio de 2019;1545968319860486.
2. Fukuda Y, Li Y, Segal RA. A Mechanistic Understanding of Axon Degeneration in Chemotherapy-Induced Peripheral Neuropathy. Front Neurosci. 2017;11:481.
3. Knoerl R, Gilchrist L, Kanzawa-Lee GA, Donohoe C, Bridges C, Lavoie Smith EM. Proactive Rehabilitation for Chemotherapy-Induced Peripheral Neuropathy. Semin Oncol Nurs. 2020;36(1):150983.