La sociedad de enfermería oncológica (ONS), de Estados Unidos, ha publicado recientemente sus guías para el manejo del linfedema secundario al cáncer (1). Este efecto secundario, es uno de los habituales en pacientes con cáncer de mama (10-40% de los casos), así como en pacientes de tumores de próstata y ginecológicos. Aunque históricamente se animaba a los pacientes a que no hicieran esfuerzos con las extremidades que pudieran haberse visto afectadas, desde hace años se recomienda todo lo contrario: movimiento.
Como especialistas del ejercicio, creemos fundamental difundir cuáles son las guías que, distintos profesionales de la oncología, expertos de la materia y pacientes, han desarrollado sobre el cuidado del linfedema. Esto es vital principalmente porque el ejercicio físico forma parte del tratamiento. De hecho, manifiestan claramente que los profesionales médicos, no deben limitar o prohibir la práctica de ejercicio físico, sino todo lo contrario.
A nivel de prevención, la ONS sugiere que los ejercicios se inicien tras un margen de al menos siete días tras la operación y recomiendan que el ejercicio este programado y supervisado que incluya ejercicios de fuerza.
En caso de que se haya producido linfedema, las indicaciones sobre ejercicio físico forman parte de lo denominado “tratamiento activo”. Esto incluye la realización de actividad física (aeróbic, actividades acuáticas o actividades cuerpo-mente, como el yoga) y entrenamiento de fuerza.
Por otro lado, la ONS también sugiere la posibilidad de utilizar mangas de compresión y resalta la importancia del entrenamiento de fuerza siempre que tenga una progresión y esté guiado por un profesional que controle la técnica y sepa graduar la progresión de intensidad.
En resumen, podríamos afirmar que:
- Una vez se han recuperado los tejidos tratados por cirugía, hay que iniciar el plan de entrenamiento.
- La planificación de ejercicios debe estar programada y supervisada por un especialista.
- Es necesario realizar ejercicios de fortalecimiento, es decir, entrenamiento con cargas.
A modo de conclusión, nos gustaría señalar que el trabajo interdisciplinar sigue siendo clave para la mejora de todos los pacientes. Por un lado, como profesionales del ejercicio necesitaremos el visto bueno del cirujano, que será quien valore el estado de los tejidos afectados y decida cuándo se puede iniciar el ejercicio. Por otra parte, los fisioterapeutas especializados son fundamentales para aplicar si es necesario terapias de drenaje y técnicas manuales que mejoren el estado de los tejidos. Y a la par, los educadores físico-deportivos especializados, serán quienes diseñen, planifiquen y dirijan estos programas de ejercicio que ayudan tanto a la prevención, como al manejo del linfedema.
Aida Tórtola
EQUIPO IPEFC
REFERENCIAS
1. Backler C, Beck M, Poage E. Lymphedema: Clinical Summary of the ONS Guidelines™ for Cancer Treatment-Related Lymphedema. Clinical journal of oncology nursing. 2020;24(5):566-70.