En 2019 y 2020 asistimos a la publicación por parte de grandes instituciones de sus posicionamientos (1-3). En ellos, se analiza el estado actual de evidencia en el campo que nos ocupa.
No es algo que ocurra con frecuencia, ya que los anteriores se publicaron en 2009 y 2010, hace más de 10 años (4).
El conocimiento avanza y es necesario revisar el «nuevo estado». No obstante, parece que solo se actualiza lo relacionado con la palabra cáncer. El conocimiento sobre este ha cambiado en esta década, pero ¿y él ejercicio físico?. ¿Es razonable seguir enfocando la interacción con la enfermedad como hace 10 años?, la respuesta en no.
El modelo FITT
Estas siglas son empleadas para definir la magnitud o dosis de ejercicio físico en la mayoría de los estudios (Frecuencia, Intensidad, Tipo y Duración (time)). Además, es la base del análisis del último posicionamiento de la ACSM respecto al cáncer (1) y de otras importantes publicaciones (5).
Esta forma de concretar el estímulo es incompleta, ineficaz y obsoleta. Ya disponemos de conocimiento que permite definir bien el estímulo externo (el que diseñamos) con el fin de entender la respuesta interna (lo que provocamos). Además, la propia elección de estos elementos (FITT) muestra falta de estructura en el proceso de toma de decisiones y por tanto de errores. Toda dosis implica un contexto de aplicación que se sustenta en principios, en este caso del ejercicio.
Uno de los más importantes es la especificidad (2. f. Adecuación de algo al fin al que se destina.). Pero, ¿qué significa?. Un principio es algo que siempre esta presente, por lo que en todas las decisiones a lo largo del proceso de diseño podemos ver ejemplos. Uno de los mas claros en la propia elección de la modalidad de ejercicio. Las principales adaptaciones que provoca el ejercicio cardiovascular difieren de las alcanzadas por ejercicio de fuerza (aunque nuestra respuesta sea sistémica). Cada uno de ellos demanda adaptaciones específicas que justificarían la elección de uno u otro.
En el modelo FITT se indica «tipo de ejercicio» pero en ocasiones define el movimiento (correr) y en otros la modalidad (fuerza o cardiovascular). En el primer caso (cinta, elíptica, etc) la variable «ejercicios» no es más que la forma de aplicar la dosis, es parte de ella y requiere de la definición previa de otras variables como la intensidad, volumen y densidad. No es lo mismo la modalidad de ejercicio que el ejercicio (movimiento que integrará los componentes de la dosis). Cada modalidad de ejercicio (por ejemplo fuerza) debe ser definida con una dosis, y cada elemento de esta es expresada y controlada de forma diferente. La intensidad en la fuerza puede expresarse de diferentes formas como el carácter del esfuerzo o la velocidad de ejecución, pero en la modalidad cardiovascular puede hacerse con el esfuerzo percibido o el %de VO2max entre otros.
Veamos otro gran problema, el volumen. La variable volumen se establece relevante en si misma, pero también como parte de una unidad indivisible con la intensidad. Estas dos variables se conjungan en una tercera igual de importante, la densidad. Lo más cercano al volumen es el concepto «duración» (la última T en FITT).
No tiene sentido mire por donde se mire. Aunque en el entrenamiento cardiovascular el concepto de tiempo o duración este presente no define el estímulo. Imaginemos que el ejercicio dura 30 minutos. Ahora imaginemos que una persona realiza un trabajo continuo, otra uno continuo variable y otra un método por repeticiones, ¿tiempo?, ¿acaso la respuesta es la misma para un mismo tiempo?. No hablemos del concepto de tiempo o duración para el entrenamiento de fuerza. Imaginemos que una persona realiza 10 series totales, en dos ejercicios. No descansa entre ejercicios y tarda en completar el entrenamiento 20 minutos. Otra realiza 5 series y descansa entre ellas, su tiempo total es de 20 minutos. ¿es el mismo estímulo?, es evidente que no.
El modelo FITT ha quedado obsoleto aunque siga empleándose. El ejercicio físico y sus profesionales han de ser escuchados. El resultado de no hacerlo afecta a las personas y deja en evidencia la capacidad de quien quiere aplicarlo o estudiarlo.
Manu Martín
Bibliografía
1. Campbell KL, Winters-Stone KM, Wiskemann J, May AM, Schwartz AL, Courneya KS, et al. Exercise Guidelines for Cancer Survivors: Consensus Statement from International Multidisciplinary Roundtable. Med Sci Sports Exerc. noviembre de 2019;51(11):2375.
2. Hayes SC, Newton RU, Spence RR, Galvão DA. The Exercise and Sports Science Australia position statement: Exercise medicine in cancer management. J Sci Med Sport. 1 de noviembre de 2019;22(11):1175-99.
3. Pollán M, Casla-Barrio S, Alfaro J, Esteban C, Segui-Palmer MA, Lucia A, et al. Exercise and cancer: a position statement from the Spanish Society of Medical Oncology. Clin Transl Oncol. 1 de octubre de 2020;22(10):1710-29.
4. Hayes SC, Spence RR, Galvão DA, Newton RU. Australian Association for Exercise and Sport Science position stand: optimising cancer outcomes through exercise. J Sci Med Sport. julio de 2009;12(4):428-34.
5. Sasso JP, Eves ND, Christensen JF, Koelwyn GJ, Scott J, Jones LW. A framework for prescription in exercise-oncology research. J Cachexia Sarcopenia Muscle. 1 de junio de 2015;6(2):115-24.